viernes, 28 de noviembre de 2008

LA ARENA Y LA PIEDRA

LA ARENA Y LA PIEDRA:

Una vez, dos amigos se encontraban en el desierto. Uno de esos días, uno le dio una bofetada al otro sin motivo, el otro consternado y triste por el golpe, se agachó y escribió en la arena:
” Hoy mi mejor amigo, me abofeteó”.
Pasaron varios días y en medio de un torrente diluvio, el amigo ofendido fue salvado por el que le abofeteo. El otro amigo con una sonrisa agarró una piedra y escribió:
”Hoy mi mejor amigo salvó mi vida”.
El amigo que vio cómo escribió anteriormente en la arena y en ese momento en la piedra, y preguntó: ¿Por qué este había escrito aquella ves en la arena y ahora lo hacía en la piedra? El otro , viendo a su amigo fijamente le dijo:
Yo hace varios días me puse triste y a la ves enojado por la bofetada que me diste, por lo cual esa ofensa la escribí en la arena , para que el viento del perdón y olvido venga y lo borre.
Ahora esta hermosa bendición de ser salvado por amigo la escribí en la piedra, para que siempre la recuerde, para que en mi corazón siempre haya gratitud y amor. Para que en cualquier adversidad, recuerde que siempre tengo un amigo, que importo a alguien, que soy especial.
Que aunque la soledad venga a mi vida, encuentre en ella bellos recuerdos de ti, de mi vida, mi amor y tú amistad.
En todo tiempo ama el amigo que es como un hermano en tiempo de angustia.

martes, 25 de noviembre de 2008

APRENDER A VOLAR - PATRICIA SOSA

Duro es el camino y se que no es facil
no se si habra tiempo para descansar
en esta aventura de amor y coraje
solo hay que cerrar los ojos
y echarse a volar
y cuando el corazon galope fuerte
dejalo salir
no existe la razon que venza la pasion las ganas de reir
ESTRIBILLO
Puedes creer, puedes soñar
abre tus alas aqui esta tu libertad
y no pierdas tiempo escucha el viento
canta por lo que vendra
no es tan dificil que aprendas a volar
no pierdas la fe
no pierdas la calma
aunque aveces este mundo no pide perdon
grita aunque te duela
llora si hace falta
limpia las heridas que cura el amor
y cuando el corazon galope fuerte
dejalo salir
no existe la razon que venza la pasion
las ganas de reir
ESTRIBILLO
y no apures el camino
al fin todo llegara
cada luz cada mañana
todo espera en su lugar
ESTRIBILLO
puedes creer, puedes soñar
abre tus alas
aqui esta tu libertad
y no pierdas tiempo
escucha el viento
canta por lo que vendra
no es tan dificil
que aprendas a volar
PATRICIA SOSA

viernes, 21 de noviembre de 2008

LAS CAMPANAS DEL TEMPLO

LAS CAMPANAS DEL TEMPLO

El templo había estado sobre una isla, dos millas mar adentro.
Tenía un millar de campanas. Grandes y pequeñas campanas, labradas por los mejores artesanos del mundo. Cuando soplaba el viento o arreciaba la tormenta, todas las campanas del templo repicaban al unísono, produciendo una sinfonía que arrebataba a cuantos la escuchaban.
Pero, al cabo de los siglos, la isla se había hundido en el mar y, con ella, el templo y sus campanas. Una antigua tradición afirmaba que las campanas seguían repicando sin cesar y que cualquiera que escuchara atentamente podría oírlas.
Movido por esta tradición, un joven recorrió miles de millas, decidido a escuchar aquellas campanas. Estuvo sentado durante días en la orilla, frente al lugar en el que en otro tiempo se había alzado el templo, y escuchó con toda atención.
Pero lo único que oía era el ruido de las olas al romper contra la orilla. Hizo todos los esfuerzos posibles por alejar de sí el ruido de las olas, al objeto de poder oír las campanas. Pero todo fue en vano; el ruido del mar parecía inundar el universo.
Persistió en su empeño durante semanas. Cuando le invadió el desaliento, tuvo ocasión de escuchar a los sabios de la aldea, que hablaban con unción de la leyenda de las campanas del templo y de quienes las habían oído y certificaban lo fundado de la leyenda.

Su corazón ardía en llamas al escuchar aquellas palabras… para retornar al desaliento cuando, tras nuevas semanas de esfuerzo, no obtuvo ningún resultado. Por fin decidió desistir de su intento. Tal vez él no estaba destinado a ser uno de aquellos seres afortunados a quienes les era dado oír las campanas. O tal vez no fuera cierta la leyenda.

Regresaría a su casa y reconocería su fracaso. Era su último día en el lugar y decidió acudir una última vez a su observatorio, para decir adios al mar, al cielo, al viento y a los cocoteros.
Se tendió en la arena, contemplando el cielo y escuchando el sonido del mar. Aquel día no opuso resistencia a dicho sonido, sino que, por el contrario, se entregó a él y descubrió que el bramido de las olas era un sonido realmente dulce y agradable. Pronto quedó tan absorto en aquel sonido que apenas era consciente de sí mismo. Tan profundo era el silencio que producía en su corazón…
¡Y en medio de aquel silencio lo oyó!
El tañido de una campanilla, seguido por el de otra, y otra, y otra… Y en seguida todas y cada una de las mil campanas del templo repicaban en una gloriosa armonía, y su corazón se vio transportado de asombro y alegría.

Anthony de Melo

viernes, 14 de noviembre de 2008

EL AMOR Y EL TIEMPO

El amor y el tiempo

Había una vez una isla muy pequeña, confundida con el paraíso, en donde habitaban Los sentimientos del hombre.
En esta isla vivían en plena armonía el Amor, la Tristeza y todos Los otros sentimientos.

Un día, en que la naturaleza se enojo con la tierra, comenzó a inundar la isla con una gran sudestada; el Amor se despertó aterrorizado sintiendo que su isla era atacada con olas gigantes que todo lo cubrían.

Pero se olvido rápido del Miedo y cuidó que todos Los sentimientos se salvaran.

Todos corrieron y tomaron sus embarcaciones, y también subieron presurosos a Las montañas más altas, donde podrían ver la isla, pero sin creer que el agua Los alcanzaría.

Solo el Amor no se apresuró…, el amor nunca se apresura.

Él quería quedarse un poquito más en su isla, pero el agua comenzó a llegar hasta Las cumbres más altas, y cuando el agua Le llegaba casi a sus pies, el Amor se acordó que no podía morir. Entonces corrió en dirección a Los barcos que partían y gritó por auxilio.

La Riqueza, oyendo su grito, trató de responder, pero,…no podía llevarlo ya que todo el oro y la plata que llevaba en su barco no permitían agregar más peso, y temía que su barco se hundiera.

Llamó entonces a la Vanidad, pero... también Le respondió que no podía ayudarlo, pues el Amor se había ensuciado ayudando a Los otros, y Ella, la Vanidad, no soporta la suciedad.

Por detrás de la Vanidad venía la Tristeza, pero... Se sentía tan deprimida que no podía ayudar a nadie.Pasó también la Alegría, pero…estaba tan eufórica que no oyó la suplica del Amor.

Sin esperanza el Amor se sentó sobre la última piedra que todavía se veía sobre la superficie del agua y comenzó a resignarse.

Su llanto fue tan triste que llamó la atención de un anciano que pasaba con su barco.

El viejito tomó al Amor en sus brazos y lo llevó hasta la montaña más alta, allí donde nunca llegaría el agua, junto con Los otros sentimientos.

Recuperándose el Amor Le preguntó a la Sabiduría quien era el anciano que lo ayudó, a lo que Ella Le contestó: "El Tiempo…

"El Amor entonces cuestionó: "…¿Por qué solo el Tiempo pudo traerme aquí..?"

La Sabiduría entonces, con una leve sonrisa y en voz Baja,

Le respondió:
"Porque sólo el Tiempo tiene la capacidad de ayudar al Amor a llegar a Los lugares más difíciles".

viernes, 7 de noviembre de 2008

CUENTO INDIGENA


Una vez un guerrero indígena muy respetado y la hija de una mujer que había sido matrona de la tribu, se enamoraron. Se amaban profundamente, y habían pensado en casarse, para lo cual tenían el permiso del cacique de la tribu.
Pero antes de formalizar el casamiento fueron a ver al Brujo, un hombre muy sabio y muy poderoso, que tenía elíxires, conjuros, y hierbas increíbles, para saber si los astros estaban a su favor, si los Dioses los iban a proteger.
El brujo, les dijo que ellos eran buenos muchachos, jóvenes y que no había ninguna razón para que los dioses se opusieran. Entonces ellos le dijeron que querían hacer algún conjuro que les diera la fórmula para ser felices siempre.
El brujo les dijo:- Bueno hay un conjuro que podemos hacer, pero no sé si están dispuestos porque es bastante trabajoso.
"Sí, claro". Le dijeron.
Entonces el brujo le pidió al guerrero que:
1) escalese la montaña más alta
2) buscara allí al halcón más vigoroso
3) el que volara más alto
4) el que le pareciera más fuerte
5) el que tuviera el pico más afilado
6) y que vivo, se lo trajera.

Y el brujo le dijo a ella:- A ti no te va a ser tan fácil:
1) vas a tener que internarte en el monte
2) buscar el águila que te parezca que es la mejor cazadora
3) la que vuele más alto
4) la que sea más fuerte
5) la de mejor mirada
6) vas a tener que cazarla sola, sin que nadie te ayude y vas a tener que traerla viva aquí.
Cada uno salió a cumplir su tarea. Cuatro días después volvieron con el ave que se les había encomendado, y le preguntaron al brujo: - ¿Ahora qué hacemos?, ¿las cocinamos?, ¿las comemos?,¿tomamos su sangre?, ¿qué hacemos con ellas?

El brujo les dijo: - Vamos a hacer el conjuro: ¿volaban alto?
"Sí", le dijeron.

El brujo preguntó a ambos: - ¿Eran fuertes sus alas, eran sanas, independientes?
"Sí", contestaron.

- Muy bien, dijo el brujo, ahora átenlas entre sí por las patas y suéltenlas para que vuelen.
Entonces el águila y el halcón comenzaron a tropezarse, intentaron volar, pero lo único que lograban, era revolcarse en el piso, y se hacían daño mutuamente, hasta que empezaron a picotearse entre sí.

El brujo de la tribu les dijo:- Este es el conjuro si ustedes quieren ser felices para siempre:

"VUELEN INDEPENDIENTES Y JAMÁS SE ATEN EL UNO AL OTRO"