Un joven, deseoso de buscar el verdadero conocimiento, abandonó todo y resolvió llevar una vida errante, para dedicarse enteramente a la búsqueda de la sabiduría. Estaba en una cierta zona de Asia, cuando oyó hablar en una ciudad de un hombre sabio que vivía en una montaña lejana, y que tenía la capacidad de fabricar oro de las piedras. Al oír esa historia, decidió ponerse en camino, encontrar a ese sabio, y pedirle que le enseñase ese maravilloso poder.
Tras muchas jornadas de camino y penalidades, consiguió llegar al lugar donde vivía el alquimista, y le pidió que le enseñase el don de fabricar oro. El anciano le miró compasivo, le dio una escoba de barrer y le dijo: «Más tarde te enseñaré. Ahora, coge esta escoba y ponte a barrer». Cuando hubo terminado, el joven volvió a su petición, pero el anciano le dio un delantal, y le conminó a que se metiera en la cocina y preparase algo para comer. «Mañana te enseñaré lo que quieres saber —le dijo—. Hoy se ha hecho muy tarde».
Al día siguiente, el alquimista encargó al muchacho multitud de tareas: cavar un campo de hortalizas que había cerca, arreglar el techo de la cabaña, ordeñar unas cabras... por la noche, el joven volvió a preguntar, pero obtuvo la misma respuesta: «Mañana».
Pero el día siguiente fue igual que el anterior: trabajos y más trabajos. Y fueron pasando los días, las semanas, los meses y los años, y el muchacho no cesaba de trabajar, de encargarse de toda clase de faenas. De vez en cuando, le recordaba al anciano su demanda, pero siempre era igual la respuesta: «Mañana».
Así, llegó el momento en que el muchacho, ya maduro, se olvidó de preguntar: Ya no recordaba la intención que le había llevado a aquel lugar. Se limitaba a trabajar y a descansar. Entonces, una mañana, el maestro le llamó y le dijo: «Muy bien, deja eso que estás haciendo y ven conmigo, porque voy a enseñarte ahora cómo fabricar el oro». El muchacho, que estaba regando la huerta, respondió inmediatamente, sin volver la cabeza:
«Mañana, maestro, ahora estoy muy ocupado. Estas plantas necesitan agua».
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♥Los cuentos sirven para dormir a los niños y despertar a los mayores ♥
MIL CARIÑOS Y ABRAZOTE GIGANTE
LAURA CORNEJO
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maria gloria dijo...
Muy lindo!!!! gracias y muchos besitos
Que buena historia.
Muy buena.
Un abrazo.
HOLA LAURA.
MUY BUENA MORALEJA, HERMOSAS LETRAS, EL TRABAJO OCUPA LA MENTE Y NOS AYUDA A OLVIDAR COSAS QUE NO SON TAN IMPORTANTES COMO PARECEN SER.
UN ABRAZO.
AMBAR
Pasa un grato fin de semana…
Envolviendo sentimientos
en suaves telas de terciopelo
para elevarlos al universo
entre nubes de caramelo.
Un beso al viento
María del Carmen
Gracias Laura por tu recuerdo y amistad.
Un excelente cuento con una buena moraleja. La vida nos va enseñando a valorar lo esencial.
Te dejo mi ternura
Sor. Cecilia
Precioso o que has compartido, sabiamente elevado para que muchos entiendan el valor del entorno.
Cariños
HOLA LAURITA! VINE A DESEARTE UN FELIZ FIN DE SEMANA Y A AGRADECER TU LINDA VISITA A MI PANALITO. YA ME PUSE AL DÍA CON TUS ENTRADAS FABULOSAS. EL FONDO MUSICAL SUPER!!!
BESITOS Y MIS CARIÑOS DESDE VENEZUELA. MARISELA:)
Hola Laurita quiero enviarte un abrazo grandote y desear que tengas un día hermoso junto a los que amas
te envío un un ramo de rosas amarillas y perfumadas gardenias en una cesta de colores
tu amiga que te quiere desde Cajamarca-Perú
13 de febrero de 2012 20:40
HOLA, DE MOMENTO HE VUELTO, NO SE POR CUANTO TIEMPO.
TE DESEO UNA FELIZ Y ROMÁNTICA TARDE DE SAN VALENTÍN.
DESPACITO Y CON MÁS TIEMPO VOLVERÉ A LEERTE.
UN ABRAZO.
AMBAR.
14 de febrero de 2012 10:39
MUCHÍSIMAS GRACIAS LAURITA POR TANTO AMOR!!
Me llevo este hermoso premio y deseo que todos tus días estén lenos de amor.
UN BESO GRANDE
15 de febrero de 2012 01:04