Esa gente es tesoro. Es la que ve tu valor incluso cuando vos lo perdiste de vista. Es la que te recuerda que merecés más, que no naciste para ser sometido ni olvidado, que tenés derecho a soñar, a crecer, a llegar.
Pero cuando finalmente lo logran, cuando salen a flote, cuando conquistan ese podio que parecía inalcanzable, sucede algo triste: algunos se olvidan...
Se rodean de rostros nuevos, de aduladores de ocasión. De repente, aquellos que estuvieron en las sombras desaparecen del cuadro. No porque se hayan ido, sino porque dejaron de ser "útiles" en esta nueva etapa más luminosa...
Y ahí es donde la vida te pone a prueba de verdad:
- ¿tenés memoria del corazón o solo del éxito?
- ¿Sabés quiénes te sostuvieron cuando no eras nadie para el mundo, pero lo eras todo para ellos?
El verdadero valor no está en alcanzar la cima, sino en saber con quién compartirla. Porque el podio sin lealtad es una torre vacía. Y el alma, sin gratitud, se empobrece aunque brille por fuera.
Laura Cornejo
@Cornejas.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario