martes, 7 de enero de 2014

MAMERTO MENAPACE - Monje Benedictino



Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos. Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.

Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad. Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo. “Ser feliz es una decisión”, no nos olvidemos de eso.

Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas:
-a aprender a amar
-a dejar huella
-a ser felices

En esas tres cosas debiéramos trabajar todos los días, el tema es cómo y creo que hay tres factores que ayudan en estos puntos:

-Aprender a amar la responsabilidad como una instancia de crecimiento. El trabajo sea remunerado o no, dignifica el alma y el espíritu y nos hace bien en nuestra salud mental. Ahora el significado del cansancio es visto como algo negativo de lo cual debemos deshacernos y no cómo el privilegio de estar cansados porque eso significa que estamos entregando lo mejor de nosotros. A esta tierra vinimos a cansarnos,....... para dormir tenemos siglos después.

-Valorar la libertad como una forma de vencerme a mí mismo y entender que ser libre no es hacer lo que yo quiero. Quizás deberíamos ejercer nuestra libertad haciendo lo que debemos con placer y decir que estamos felizmente agotados y así poder amar más y mejor.

-El tercer y último punto a cultivar es el desarrollo de la fuerza de voluntad, ese maravilloso talento de poder esperar, de postergar gratificaciones inmediatas en pos de cosas mejores. Hacernos cariño y tratarnos bien como país y como familia, saludarnos en los ascensores, saludar a los guardias, a los choferes de las micros, sonreír por lo menos una o varias veces al día. Querernos.


Crear calidez dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, cojines aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida. Nuestras casas independientes de los recursos se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro. Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tiene que ver con la inteligencia espiritual.

Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos “antiguos”, a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa. Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias.

Si logramos trabajar en estos puntos y yo me comprometo a intentarlo habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los problemas que tengamos sino que con la ACTITUD con la cual enfrentemos lo que nos toca.

Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan.
Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican.
Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón.
Y un corazón dilatado esta mejor capacitado para gozar de las alegrías
y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro.

MAMERTO MENAPACE,
monje benedictino y escritor


♥♥♥♥♥♥♥

HERMOSA REFLEXION, LES DEJO UN CARIÑO ENORME
Y AGRADEZCO A MI AMIGA JULIA TONON PORQUE
ME LO ENVIO Y ES MARAVILLOSO !!!
♥ ABRAZOTE A TODOS ♥ 
LAURA CORNEJO

sábado, 4 de enero de 2014

21 MENSAJES PARA TRANSMITIR A CADA MIEMBRO DE LA SIGUIENTE GENERACION

Alejandro Jodorowsky


1
Eres un ser deseado. Estás aquí porque el Universo lo quiso.

2
Siente que eres libre de ser lo que eres, no permitas que nada ni nadie te etiquete, ni te imponga guiones que no se corresponden con tu autenticidad.

3
Cada ancestro de tu árbol es un don que hay dentro de ti para ser usado a tu favor y al de todo el Universo.
4
Aprende a no pedir amor, simplemente ama.

5
Cree en los pequeños milagros de cada día y atiende a las coincidencias, en ellas hay mensajes ocultos que te guían en el correcto camino.
6
Cada día, haz un acto generoso con alguien cercano.
7
Si en tu árbol genealógico hubo traumas, sánalos actuando.

8
Déjate guiar por tu cuerpo, es sabio. Él te alertará de las situaciones de las que debas alejarte, sintiendo tensión y malestar. También te dirá cuando estás alineado con lo que eres, sintiendo relajación y bienestar.
9
No contamines tu cuerpo con tóxicos o una mala alimentación.

10
En cuanto puedas, sé independiente. Trabaja utilizando tu creatividad y hazte adulto
11
Escribe un poema cada día.
12
Busca y provoca situaciones que te hagan reír.
13
Tiende a compartir, a colaborar a ser solidario.

14
Cuando tengas problemas, puedes analizarlos, puedes hablarlos, pero ten por seguro que hasta que no actúes no se producirá la transformación
15
Siente GRATITUD por todo lo que te regala el Universo.
16
Recuerda que nada en este plano de existencia perece, sino que se transforma.
17
Lee, estudia, conoce… experimenta por ti mismo.
18
No te apegues a nada material. No consumas lo que no necesitas.

19
Tampoco te apegues a ninguna creencia. Lo mismo que tu cuerpo se renueva constantemente, también lo deben hacer las ideas.

20
Siembra cada día las semillas que te lleguen de dentro o de fuera. La semillas pueden ser palabras, caricias, belleza, acciones. Ellas son los gérmenes de más sabiduría, amor, arte y salud.

21
Cuida con mimo el territorio que está más allá de tu cuerpo, tu casa, tu barrio, tu ciudad… el planeta y el Universo.