viernes, 15 de agosto de 2008

BAMBU JAPONES

Bambú Japonés:

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de una buena semilla,buen abono y riego constante.

También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: ¡ crece, crece ! Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas y no te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador inexperto puede estar convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de seis semanas la planta de bambú crece ¡ más de treinta metros! ¿Tarda solo seis semanas en crecer?

No, la verdad es que toma siete años de aparente inactividad. Este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitieron sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados a corto plazo , abandonan justamente cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.

Es tarea difícil convencer al impaciente. Solo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.

De igual manera es necesario entender que muchas veces estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.

Y esto puede ser extremadamente frustrante. En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que , en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no “ver” el resultado que esperamos, si está sucediendo algo dentro nuestro; estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.

El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación, exigiendo cambios, acción y paciencia. Tiempo…Como nos cuestan las esperas, que poco ejercitamos la pacienciaen este mundo agitado. Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi…hacemos las cosas apurados sin saber porqué.…

Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos.

Abandonamos nuestros sueños…nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés…¿Para qué?

Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación.

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes…quizás solo estés echando raíces.

Desconozco su autor

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